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lunes, 23 de septiembre de 2013

LAS NEURONAS DEL 3 + 1 = 5

(articulo del blog del Lic. Alex Lopez-Rolon en ABC DIGITAL. Todos los derechos reservados)



“A tu derecha!” me dijo Stan y al girar la cabeza podía ver a través de la ventanilla del auto como a la distancia la parte superior de la Torre Eiffel se erigía majestuosa sobre el horizonte primaveral. Nos dirigíamos desde NeuroSpin, un centro de investigación de alta tecnología en las afueras de Paris a una reunión en el Servicio de Neurología del Hospital Pitié-Salpêtrière, una institución médica parisina por la que pasaron personajes como Charcot, Freud, Babinsky, Pinel y Janet entre otros.
“Hoy el tiempo es perfecto y hay poco tráfico” agregó mientras conducía a lo largo del río y escuchaba con atención mi relato sobre un evento científico sobre competencia númerica y el desarrollo del cerebro al que había asistido en Finlandia.
 
“¿Sabes cuál es problema con la mayoría de la gente, Alex? Al zambullirse exclusivamente en los detalles pierden de vista el todo. Soy seguramente el único en mi área que asiste hasta a conferencias de psicología social”.  A pesar de mi inexperiencia en la estratósfera académica en la que trabaja Stan, ya me era más que evidente que uno de los peligros de una exitosa carrera académica era el extraviarse en un laberinto de minucias.
 
Me sorprendió gratamente saber que Stan, en su excelente trayectoria, había salvado esas turbulentas aguas con pericia. Mi conductor era Stanislas Dehaene, probablemente el más famoso neurocientífico de Francia. A la edad de 34 años fue nombrado director de una unidad de investigación del Instituto Nacional de la Investigación Médica y de la Salud de Francia. Además de numerosos cargos y galardones de gran importancia es profesor de psicología cognitiva experimental del Collège de France, institución de fama mundial fundada en 1530 por el rey Francisco I que ha tenido como profesores a personajes ilustres como Jean-François Champollion, el descifrador de los jeroglíficos egipcios, para solo nombrar a uno. Gracias a la extraordinaria calidad de sus trabajos su ascenso a la fama ha sido meteórico y su nombre ha llegado a ser casi sinónimo del estudio de la relación entre el cerebro y nuestra capacidad de procesar información numérica, uno de sus varios temas de investigación. 
 
Vean el siguiente video en inglés de 5 minutos 10 segundos de una entrevista a Stanislas Dehaene:
 
 
Stan es el autor, entre otros, del libro “El Sentido Numérico: Como la Mente Crea a las Matemáticas” (1) y de muy importantes estudios publicados sobre el tema. En su libro nos muestra, entre otras cosas, evidencia científica sobre el hecho de que no solamente los bebes ya cuentan con un muy sencillo sentido numérico sino que hasta animales como la rata, la paloma, el mapache y el chimpancé son capaces de realizar simples cálculos. 
 
Vean este video sorprendente de la Universidad de Kyoto que muestra a la famosa chimpancé Ai presionando en la pantalla de una computadora el dígito arábigo correspondiente a la cantidad de puntos que contiene el conjunto que se le presenta en la misma pantalla: 
 
 
 
Este sentido numérico es una capacidad de estimar la „numerosidad” de las cosas, es decir la cantidad aproximada de objetos. Esta capacidad es el cimiento sobre el cual construimos posteriormente nuestra habilidad para crear símbolos numéricos y hacer cómputos exactos cada vez más complejos. El sentido numérico es comparable a nuestra capacidad de percibir color u objetos en el espacio que nos rodea y al igual que estas capacidades, basados en los estudios hechos hasta ahora, presumimos que es una capacidad innata. Se nace con sentido numérico. Esta capacidad básica es especialmente perturbada cuando se producen problemas con el normal funcionamiento de neuronas que se encuentran en una parte específica de un área del cerebro conocida como el “lóbulo parietal”. Si preguntamos a neurólogos, ellos quizás nos dirían que los primeros indicios sobre la posible importancia de esa área en la habilidad matemática más básica hayan sido una serie de artículos escritos por el neurólogo Josef Gertsmann que implicaban a lesiones en esta área del cerebro con la aparición de, entre otros tres síntomas, una extrema dificultad o pérdida de la habilidad de calcular (2).
 
Independientemente de cuales hayan sido exactamente los primeros indicios clínicos sobre el rol de esta parte del cerebro con la competencia numérica y cual sea exactamente ese rol, hoy en día gracias a nuevos aparatos y técnicas que nos permiten, sin abrir la cabeza de la persona, observar que áreas están especialmente activas cuando realizamos una tarea determinada, podemos confirmar que esta área tiene sin duda una estrechísima relación con nuestro sentido numérico (3). 
 
Si usted es la persona inteligente que sospecho que es se estará preguntando ahora mismo ¿Tiene esto alguna importancia para las personas que trabajan fuera de las paredes de un laboratorio o un hospital? ¿Qué tiene que ver esto con mi conversación con Stan bajo la distante metálica mirada de la Torre Eiffel? ¿En qué beneficia a la comprensión de este fenómeno el asistir hasta a conferencias de psicología social como dijo él? Y aquí es cuando las cosas se vuelven probablemente más relevantes para usted y para las personas en su entorno.
 
“¿Cuánto es 3 + 1?” pregunta afablemente el psicólogo. Después de un poco de duda, el niño de 9 años y 7 meses de edad a quien llamaremos Juan (no es su nombre verdadero) responde "3 + 1 = 5". Brian Butterworth (4), profesor emérito de la universidad inglesa University College London, nos relata que Juan puede leer sin ninguna dificultad y tiene un excelente rendimiento en todas las materias en la escuela con excepción de las matemáticas, a las que considera imposible. Juan puede contar hasta veinte correctamente pero con extrema lentitud, sabe que el número 4 viene despues del 3 pero como hemos visto cree que 3 + 1 es igual a 5, puede contar conjuntos de puntos que contengan hasta tres puntos pero en el caso de conjuntos con cantidades mayores solamente puede adivinar la cantidad y cuando se le presentan dos números y se le pregunta cual es mayor no puede responder correctamente.
 
Juan sufre de un trastorno del aprendizaje llamado "discalculia" que parece estar relacionado con problemas en el funcionamiento normal del cerebro en la parte que mencionamos. Klaus Willmes (5), un renombrado profesor de la Universidad Técnica de Aquisgrán, en el norte de Alemania, nos recomienda no confundir la discalculia con la acalculia. En el caso de la acalculia hablamos del disturbio o la pérdida de la competencia númerica por causa de una lesión en el cerebro, mientras que en el caso de la discalculia nos referimos a un trastorno de la competencia númerica presente ya desde la niñez.
 
En la discalculia vemos, como en el caso de Juan, que a pesar de que las otras capacidades intelectuales estas intactas, hay serios problemas que se limitan a la competencia numérica que no se pueden atribuir ni a una falta de motivación ni a una instrucción deficiente. Stanislas Dehaene, Anna J. Wilson y Nicolas Molko (6) nos explican en un artículo en la Revista Francesa de Pedagogía que la evidencia acumulada sugiere que las causas de la discalculia son muy probablemente genéticas.
 
Según estudios de Ruth Shalev (7), investigadora del Centro Médico Shaare Zedek de Jerusalén del 5 al 6% de los niños en edad escolar sufren de discalculia. Esto sumado a informes que ubican el porcentaje de personas con algún tipo dificultad, no necesariamente patológica, con las matemáticas en aproximadamente un 20% de la población (4) debería hacer de la competencia numérica un tema de gran preocupación social. Sin embargo, no hay suficiente conciencia del problema.
 
Por ejemplo, Brian Butterworth, el investigador inglés que mencionamos arriba, debe dedicar una buena parte del inicio de sus charlas a docentes y público en general a persuadir a los asistentes que una competencia numérica deficiente no solo es causa de mucho sufrimiento para millones de niños y adultos alrededor del mundo sino que tiene inclusive un impacto real en el desarrollo y progreso económico de las naciones. Es un problema que no solamente requiere comprender que pasa con las neuronas cuando la respuesta es 3 + 1 = 5 sino que requiere también una buena comprensión de sus efectos en la sociedad en que vivimos. Y necesita de la acción de todos. 
 
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Alex López-Rolón es un psicólogo paraguayo formado en Japón y especializado en Europa en neuropsicología cognitiva clínica y experimental. 
 
 

Referencias

  1. Dehaene S. The number sense how the mind creates mathematics. New York: Oxford University Press; 2011. 
  2. Rusconi E, Pinel P, Dehaene S, Kleinschmidt A. The enigma of Gerstmann’s syndrome revisited: a telling tale of the vicissitudes of neuropsychology. Brain J Neurol. 2010 Feb;133(Pt 2):320–32. 
  3. Willmes K, Knops A. Micro and macro pattern analyses of fMRI data support both early and late interaction of numerical and spatial information. Front Hum Neurosci. 2011;5:115. 
  4. Butterworth B. Dyscalculia: Causes, identification, intervention and recognition. Inaugural Conference on Dyscalculia and Maths Learning Difficulties in London; 2009. 
  5. Willmes-von Hinckeldey K. Akalkulie. Kognitive Neurol. Stuttgart: Georg Thieme Verlag; 2005. p. 84–95. 
  6. Dehaene S, Wilson A, Molko N. La dyscalculie développementale, un trouble primaire de la perception des nombres. Rev Française Pédagogie. 2005;152(1):41–7. 
  7. Shalev RS. Developmental dyscalculia. J Child Neurol. 2004 Oct;19(10):765–71. 

Pueden ver el articulo original en el blog del autor: http://www.abc.com.py/blogs/con-ciencia-en-mente-133/las-neuronas-del-3-1-5-2306.html

1 comentario:

  1. Gracias Miguel por la difusión. Tus lectores pueden postear preguntas sobre este y otros articulos en la página de mi blog "Con Ciencia en Mente" en ABC Digital, las responderé con mucho gusto.

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