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miércoles, 20 de noviembre de 2013
LA MOLECULA DEL BUEN SEXO
Problemas de próstata, disminución de la libido, disfunción eréctil y hasta cáncer de próstata son algunas de las consecuencias del sobrepeso en un hombre. La obesidad genera trastornos en su cuerpo que se acentúan con el correr de los años y que tienen que ver con causas hormonales. La mejor forma de actuar es a través de la prevención, con una dieta personalizada, el ejercicio adecuado y suplementos alimentarios que disminuyan estas posibles dificultades y le otorguen una buena calidad de vida.
En los hombres, especialmente en los obesos, ocurre una transformación de la hormona sexual masculina (testosterona) a la hormona sexual femenina (estradiol) en el tejido adiposo. Esto puede ser generador de hiperplasia prostática (crecimiento en la zona de la próstata) e, incluso, luego de algunos años, de cáncer de próstata.
¿Por qué se produce un exceso de hormona femenina? Porque en la grasa existe una transformación de hormonas sexuales de masculinas a femeninas, constantemente. Es decir, si hay grasa de más hay mayor transformación de estas hormonas y, por lo tanto, es tan perjudicial que un hombre tenga hormona femenina de más como que una mujer tenga demasiada hormona masculina.
Tal es así, que el hombre con una gran transformación de hormona masculina a femenina, va a tener síntomas y signos claros, como el aumento de las glándulas mamarias, la distribución femenina de vello púbico, disminución de su libido sexual y, en algunos casos, incluso disfunción eréctil.
El DIM es una molécula derivada del brócoli, el repollo y las coles, que puede cambiar la estructura de la hormona femenina (estradiol) a una forma de molécula menos agresiva (oxidable) sobre la próstata en el hombre. Respecto de esto, su uso modifica la manera en la que esta hormona se oxida y se transforma en cancerígena y la convierte en una molécula más benigna. De este modo, circula por la sangre y no es tan dañina hacia los receptores de la mama y de la próstata.
Por otro lado, si el hombre hace un tratamiento de disminución de la masa grasa, ese estradiol bueno (o menos cancerígeno) que va a producir va a afectar positivamente a la testosterona. Este es el mayor beneficio que obtiene el hombre, dado que la transformación excesiva de testosterona en estradiol es realmente muy perjudicial.
La forma en la que logramos ayudar a que la transformación de la testosterona no sea tan evidente hacia estradiol, es usando la modulación de la enzima que produce estos efectos. La podemos modular con muchas sustancias naturales y propias del cuerpo como el resveratrol, la progesterona, la quercetina, las moléculas que ayudan desde la dieta y también desde la suplementación con el uso del DIM, con el que vamos a ayudar a que el estradiol sea menos cancerígeno.
Asimismo, al aumentar todas las posibilidades de buen metabolismo de la testosterona y al hacer que esta prevalezca, vamos a colaborar con la reproducción de masa muscular y, por consiguiente, a generar un cambio en la relación entre masa muscular y masa grasa.
Conviene tener la ayuda del DIM en todos los casos en los que la hormona femenina esté aumentada. Especialmente en hombres que, desde la pubertad, puedan tener niveles altos de la hormona femenina por la obesidad. En estos casos, a largo plazo previene el cáncer de próstata dependiente de los estrógenos, que es más agresivo que el que obedece a la testosterona. La dosis de DIM va desde 30 a 100 mg por día, y se incorpora como suplemento alimentario.
Los hombres con exceso de grasas van a tener un depósito de hormonas sexuales masculina y femenina, y los mayores problemas de salud aparecen cuando se registra gran cantidad de la hormona femenina, es decir estradiol.
Por tal razón, este es un complemento ideal para la dieta de un hombre obeso, que se potencia a través de la incorporación diaria de repollo blanco y morado crudos en ensaladas, repollitos de Bruselas con aceite de oliva y ajo, brócoli cocinado al vapor en ensaladas y/o al gratén.
Si bien es elemental consumir verduras crucíferas, comer dos o tres raciones al día no alcanza a cubrir las dosis requeridas de DIM, y por eso es necesario añadirlo como suplemento alimentario.
Sin embargo, no hay que olvidar que no es una varita mágica que elimina la materia grasa. Así es que resulta fundamental acompañarlo con buenos hábitos alimentarios y actividad física personalizada. Respecto de esto, la rutina de ejercicios aeróbicos (de baja o media intensidad y larga duración) y anaeróbicos (de alta intensidad y corta duración) es primordial para lograr este objetivo.
Con todo, lo esencial para perder grasa es disminuir los carbohidratos (harinas, azúcares, dulces, panificados) y aumentar los alimentos ricos en proteínas, como porotos, arvejas, lentejas y claras de huevo. Estas comidas producen el aumento lento y moderado del azúcar en la sangre, sin estimular abruptamente la insulina, como lo hacen el azúcar y la harina.
Al mismo tiempo, es preciso consumir suficiente fibra, dividiendo la ingesta entre fuentes solubres e insolubres. Las fuentes solubres son las nueces, la avena y la cebada, mientras que entre las insolubres encontramos los alimentos integrales, las verduras y las frutas.
¿Cómo incorporar las moléculas de DIM en menús fáciles, ricos y sanos? Por ejemplo, en una pechuga de pollo grillé con ensalada de brócolis, coliflor, repollitos de Bruselas con pimentón y aceite de oliva; en filete de merluza con brócoli gratinado; o en soufflé de brócoli con claras de huevo, con ensalada de repollo blanco y morado.
La doctora María Alejandra Rodríguez Zía es médica endocrinóloga. Más información: www.medicina-biomolecular.com
Etiquetas:
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