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martes, 11 de marzo de 2014

DIETAS PROTEICAS EN LA MEDIANA EDAD RECORTAN LA VIDA


Millones de estadounidenses de mediana edad comen cada día filetes, hamburguesas con queso y otras comidas ricas en proteína.

Ahora, dos estudios hallan que las dietas ricas en carne y queso, cuando se consumen en la mediana edad, podrían reducir la esperanza de vida de las personas.

Pero en un giro sorprendente, el mismo equipo de investigadores halló que comer mucha proteína animal en la vejez podría en realidad hacer lo contrario.

"La investigación muestra que una dieta baja en proteína en la mediana edad es útil para prevenir el cáncer y la mortalidad en general", comentó en un comunicado de prensa de la Universidad del Sur de California la coautora del estudio, Eileen Crimmins, catedrática AARP de gerontología de la universidad. "Pero también proponemos que en la vejez, quizá sea importante evitar una dieta baja en proteína para permitir el mantenimiento de un peso saludable y proteger de la fragilidad".

Los hallazgos aparecen en la edición del 4 de marzo de la revista Cell Metabolism

En el estudio, los investigadores observaron datos de más de 6,800 adultos a partir de la mediana edad en EE. UU. Hallaron que las personas de 50 años que obtenían más del 20 por ciento de sus calorías a partir de la proteína animal (sobre todo carne o lácteos) tenían un riesgo cuatro veces más alto de morir de cáncer o diabetes. Todos presentaban un aumento de casi el doble en la muerte por cualquier motivo en los 18 años siguientes, en comparación con las personas que llevaban unos regímenes con menos proteína.

Incluso las personas de mediana edad que solo consumían niveles "moderados" de proteína animal tenían un aumento de tres veces en el riesgo de muerte por cáncer, reportaron los investigadores.

El aumento en el riesgo de muerte fue mucho más bajo o no existía en las personas de 50 años que consumían una dieta rica en proteína principalmente vegetal, añadieron los investigadores.

Pero el estudio también halló que las personas a partir de los 65 años que consumían cantidades altas de proteína animal tenían un riesgo de morir de cáncer un 60 por ciento más bajo, y un riesgo de muerte por cualquier causa un 28 por ciento más bajo, en comparación con las personas que evitaban la carne y los lácteos a esa edad. Se observaron beneficios similares en los mayores que tenían unos niveles moderados de ingesta de proteína.

"La mayoría de estadounidenses comen más o menos el doble de la proteína que deberían, y parece que el mejor cambio sería reducir la ingesta diaria de todas las proteínas, pero sobre todo de las proteínas derivadas de animales", al menos en la mediana edad, apuntó en un comunicado de prensa de la Universidad del Sur de California el autor principal del estudio, el Dr. Valter Longo, quien trabaja en la universidad. "Pero no lleve la reducción de la proteína a un extremo, ya que puede pasar de protegerse a mal nutrirse muy rápidamente".

Un segundo estudio, esta vez llevado a cabo con ratones, halló que una dieta rica en proteína y pobre en carbohidratos recortaba la vida de los roedores.

En general, los hallazgos proveen "evidencia convincente de que una dieta rica en proteína, sobre todo si las proteínas se derivan de los animales, es casi tan mala como fumar para la salud", advirtió Longo en un comunicado de prensa de la revista. Longo fue el autor principal del estudio llevado a cabo en humanos.

Los efectos del consumo de proteína sobre el riesgo de una persona de muerte precoz podrían deberse en parte a la activación de una hormona natural del crecimiento y a un factor del crecimiento celular conocido como IGF-1, explicaron los investigadores.

"La actividad de esos factores y el peso corporal declinan notablemente de forma natural con el envejecimiento, lo que podría explicar por qué las personas mayores no solo se beneficiaron, sino que pareció irles peor, si consumían una dieta baja en proteína", señaló Longo.

Los investigadores creen que los estudios fomentarán la comprensión sobre los vínculos entre la dieta y la salud.

"Hemos mostrado explícitamente por qué las calorías no son todas iguales. Hay que ver de dónde vienen las calorías y cómo interactúan", planteó en un comunicado de prensa de la revista Steve Simpson, autor principal del estudio con ratones.

"Esta investigación tiene implicaciones enormes sobre la cantidad de comida que consumimos, nuestra grasa corporal, nuestra salud cardiaca y metabólica, y en última instancia, sobre la duración de nuestras vidas", aseguró Simpson, investigador de la Universidad de Sídney, en Australia.

Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare FUENTES: University of Southern California and Cell Metabolism, news releases, March 4, 2014
HealthDay

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