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miércoles, 30 de octubre de 2013

CUIDADO CON LA PERSONA QUE LE APLIQUE BOTOX...!!!


Al otro lado de la aguja que le está inyectando bótox debería encontrarse siempre, sin excepción alguna, un licenciado en Medicina, con o sin especialidad. Pero ¿es suficiente esta formación para poder dedicarse a la estética de la piel? ¿Qué requisitos tendría que cumplir el currículo del experto que le atiende? ¿Cómo realizar la elección adecuada?

No existe una normativa que regule en España la medicina estética. No se considera una especialidad y tampoco se concreta qué profesionales pueden o no realizar según qué tratamientos de estética. En lo que sí hay consenso es en que sólo un médico puede y debe ejecutarlos, lo que va acorde con la "ley general, que sólo permite realizar los actos médicos por médicos", resalta Concha Fuentes, de la Sociedad Española de Medicina Estética (SEME).

Distinto es que haya centros de belleza donde se oferten tratamientos de estética que ni siquiera están supervisados por un médico. De esta opción "hay que huir siempre", subraya Aurora Guerra, dermatóloga y especialista en estética. "No es lo mismo hacer una depilación con cera que con láser", puntualiza Pedro Jaén, jefe de servicio de Dermatología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.

Para asegurarse de que el ejecutor de este tipo de tratamientos sea un médico, en primer lugar, hay que acudir a un establecimiento sanitario o clínica de medicina estética acreditada. En general, señala Fuentes, en todas las comunidades autónomas, "los colegios de médicos contemplan una acreditación de médicos estéticos que conceden en función de varios requisitos: ser licenciado, haber hecho un máster en medicina estética, la asistencia continuada a congresos nacionales e internacionales, cursos de formación de un mínimo de horas, etc".

Médico de familia, oftalmólogo, otorrino... Cualquiera de ellos puede ejercer en el campo de la belleza física, pero no basta con su licenciatura. "Por esta razón, la prioridad de la SEME es facilitarles una formación continuada" y a tal fin "creó en primer máster de medicina estética avalado por una universidad (en Islas Baleares)".

Necesitan formación especializada que pueden obtener a través del máster (existen varios en España), cursos promovidos por laboratorios implicados comercialmente (bien porque los patrocinan o porque quieren mostrar cómo se manejan sus productos -por ejemplo, el bótox- o sus técnicas -por ejemplo, aparatos láser-), talleres prácticos que se imparten en el marco de distintos congresos...

Concretamente para los dermatólogos, "la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) tiene cursos de formación continuada", explica Aurora Guerra. Sobre peelings, bótox, láser, mesoterapia, toxina botulínica, dermoabrasión, etc. "También nos seguimos actualizando a través de los congresos y talleres de formación impartidos por dermatólogos; solemos hacer cursos y repetirlos".

El programa formativo de la especialidad de Dermatología cuenta con una parte dedicada a la dermatología estética, expone el dermatólogo Jaén. "Se puede decir que al cabo de la residencia (y con ayuda de los cursos ofrecidos por la AEDV) ya tiene preparación para trabajar en una clínica estética". Pero "quien quiera ir más allá puede matricularse en un máster orientado a dermatólogos (en la Universidad de Alcalá de Henares); no abordan aspectos generales de la estética, como los relacionados con la nutrición, por ejemplo".

Como señala este experto, la tendencia en el negocio de la estética va hacia la subespecialización. Es decir, "que sean los cirujanos vasculares los que traten las varices, los dermatólogos los que 'toquen' la piel, los endocrinos quienes manejen los temas nutricionales, los internistas las terapias antiaging, los cirujanos plásticos para tratamientos como las liposucciones, etc. No hay un rey de la estética".

Lo que está claro, asegura Guerra, es que quien quiera dedicarse a la medicina estética tiene que estar formado, de lo contrario, se arriesga a tener problemas (pequeñas alteraciones de coagulación, quemaduras, migrañas al pinchar...).

En definitiva, "el usuario tiene que pensar que el médico estético está manipulando una parte del cuerpo, de su salud. Una técnica mal realizada puede hacer que una persona sana enferme, así que merece la pena ponerse en manos sólo de quien mejor sabe hacer", concluye la dermatóloga.

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