La principal definición del Síndrome de Burnout (SB) es que es un conjunto de signos y sintomas que aparecen en el trabajador como consecuencia de una recompensa inferior a la esperada por parte de su trabajo. Dicho de otra forma, estar quemado en el trabajo es ser infeliz en el trabajo, y ser feliz se basa en una simple fórmula: “la felicidad dividida entre las expectativas”, como señala Alan Cass, terapeuta en Wall Street.
Es fácil identificar cuando se padece SB, es el momento en que que gritamos al cielo “¡Ya no puedo más!”. Sin embargo, hasta ese punto, el trabajador ha ido padeciendo una degeneración de su satisfacción laboral y de su calidad de vida en el trabajo. Debido a su naturaleza, el SB está ligado estrechamente a la vida laboral. Este punto lo distingue de otros desórdenes como puede ser la ansiedad, el desgaste emocional o el estrés.
El primer estado es el del entusiasmo. En esta etapa acudimos al empleo con mucha fuerza y grandes expectativas preconcebidas. Generalmente, esto deriva en una implicación excesiva, lo que lleva a soportar mucha carga de trabajo voluntario.
La segunda etapa es la del estancamiento. En esta fase es cuando se volatilizan todas nuestras expectativas al chocar con la realidad laboral. La desilusión nos embarga y nos obliga a comenzar a plantearnos la posibilidad de dar cambios en la vida laboral.
El tercer escalón es el de frustración. El SB llega a un punto en el que nuestro trabajo carece de sentido. Comenzamos a sufrir otras manifestaciones emocionales como la ansiedad o un aumento de la agresividad.
En cuarto lugar está la fase de apatía. En esta etapa es cuando ponemos el freno a nuestro trabajo. Trabajamos sensiblemente por debajo de nuestra capacidad un mostramos una palpable falta de interés por la empresa. Desarrollamos un sentimiento de frustración que nos obliga a huir de nuestro problema, es decir, de nuestro trabajo. Enfriamos las relaciones con los compañeros y el interés por mejorar en nuestro ámbito.
La quinta etapa es la de distanciamiento. Nos sentimos como una olla sin agua en el fuego, totalmente vacíos. Pasamos a eludir la mayor cantidad de responsabilidad posible y evitamos cualquier iniciativa. Nuestra autoestima se ve mermada. Pese a todas las contrariedades hacemos lo suficiente para conservar el puesto laboral debido a que nuestro bajo esfuerzo ya se ve compensado por la retribución laboral.
De igual modo, es difícil de escapar de estas preocupaciones incluso cuando se necesita descansar. Por ello, el SB acaba por afectar a nuestro sueño y provoca insomnio. Junto con el insomnio y el estrés, tendemos a aumentar susceptiblemente nuestra irascibilidad y agresividad, y esto es algo que pagamos con nuestras relaciones sociales. Así pues, estar quemado en el trabajo puede acabar por afectar a nuestras relaciones sociales y aumentar la sensación de solitud y vacío que ya se experimentaba en el trabajo. Todos estos factores pueden acabar por desencadenar una depresión si no le ponemos freno a tiempo.
En la parte física, la incapacidad para descansar y el aumento de la tensión muscular generada por el estrés acaba por mermar nuestra fortaleza fisica. Este debilitamiento ahonda más aún en nuestra capacidad laboral reducida y supone un riesgo para nuestra salud del día a día.
A continuación enumero los mejores “antídotos” contra el síndrome :
- Implicarse en actividades externas al trabajo.
- Intensificar y revalorizar las relaciones personales y familiares.
- Planificar y desarrollar actividades de ocio y sociales.
- Tener tiempo y espacio para el juego y la recreación.
- No saltear períodos de vacaciones
- Desarrollar actividad física.
Si usted cree que esta afectado por el SB no dude en consultar lo antes posible.
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