Material de Apoyo de la Clase de la Materia Fisiopatologia
desarrollada el Miercoles 11 de abril de 2012. Uninorte. Asuncion.
Permitida su reproduccion con fines de estudio y guia.
1. LEUCOPENIA
Reducción del número de leucocitos
circulantes por debajo de 4.000/ml. La leucopenia suele caracterizarse por
una disminución del número de neutrófilos sanguíneos, aunque el descenso del
número de linfocitos, monocitos, eosinófilos o basófilos también puede
contribuir a la disminución del recuento celular total. La neutropenia que se
acompaña de monocitopenia y linfocitopenia constituye, a menudo, un trastorno
más grave que la neutropenia aislada.
NEUTROPENIA
(Granulocitopenia,
agranulocitosis)
Reducción del recuento de neutrófilos
(granulocitos) sanguíneos, que conlleva, con frecuencia, una mayor
susceptibilidad a las infecciones bacterianas y fúngicas.
La neutropenia puede clasificarse según el recuento de neutrófilos (leucocitos totales x % neutrófilos y células en banda) y el riesgo relativo de infección: leve (1.000-1.500/ml), moderada (500-1.000/ml) o grave (<500/ml). La neutropenia aguda grave causada por una alteración en la producción de neutrófilos representa a menudo una situación de riesgo vital en los pacientes inmunocomprometidos
La neutropenia aguda (presente durante
unos pocos días) suele desarrollarse cuando la utilización de neutrófilos es
rápida y su producción está alterada. La neutropenia crónica (perdura meses o
años) es consecuencia, generalmente, de una disminución de la síntesis o de un
secuestro esplénico excesivo de neutrófilos. La neutropenia puede clasificarse
dependiendo de si es secundaria a factores extrínsecos a las células mieloides
medulares o de si existe un defecto intrínseco en los progenitores mieloides
Neutropenia secundaria. Los fármacos son una de
las causas más habituales de neutropenia. La incidencia de neutropenia inducida
por fármacos se incrementa de manera notable con la edad; sólo el 10% de los
casos aparecen en niños y adultos jóvenes, observándose más del 50% en
adultos.
La neutropenia inducida por fármacos
responde a varios mecanismos subyacentes (reacciones inmunitarias, tóxicas,
idiosincrásicas o de hipersensibilidad) y debe distinguirse de la neutropenia
grave que ocurre de forma previsible tras dosis elevadas de fármacos
antineoplásicos citorreductores o radioterapia (v. más adelante) y de la
producida por infecciones víricas (v. más adelante). La quimioterapia citotóxica
induce neutropenia como consecuencia de la alta tasa proliferativa de los
precursores neutrofílicos y del rápido recambio de los neutrófilos
sanguíneos.
Se cree que la neutropenia mediada por
mecanismos inmunitarios, que generalmente persiste durante una semana, se debe a
fármacos que actúan como haptenos y estimulan la formación de anticuerpos. Puede
surgir cuando se emplea aminopirina, propiltiouracilo y penicilina. Otros
fármacos (p. ej., fenotiacinas) pueden provocar neutropenia cuando se
administran en cantidades tóxicas. Por su parte, las reacciones idiosincrásicas
son impredecibles en cuanto a la dosis o la duración del empleo y tienen lugar
con fármacos como el cloranfenicol. Las reacciones de hipersensibilidad aguda
(p. ej., las producidas por fenitoína o fenobarbital) pueden durar unos pocos
días, pero las de hipersensibilidad crónica pueden alargarse durante meses o
años. Las reacciones de hipersensibilidad son raras y, en ocasiones, se
relacionan con metabolitos (generados en el hígado) de los anticonvulsivantes
aromáticos, es decir, fenitoína o fenobarbital. La neutropenia inducida por
hipersensibilidad se asocia a menudo a fiebre, exantema, adenopatías, hepatitis,
nefritis, neumonitis o anemia aplásica. Algunas veces, esta neutropenia inducida
por fármacos puede ser asintomática a pesar de la neutropenia, sobre todo en los
pacientes en que se controlan regularmente los recuentos leucocitarios durante
el tratamiento farmacológico.
La disminución de la producción de
neutrófilos es una característica frecuente y generalmente precoz de la anemia
megaloblástica provocada por déficit de vitamina B12 o folato, si
bien suele acompañarse de anemia macrocítica y, en ocasiones, de trombocitopenia
leve. El alcohol puede inhibir la respuesta de la médula ósea a la infección
cuando los pacientes desarrollan enfermedades como la neumonía
neumocócica.
La infiltración y la sustitución de la
médula ósea por células malignas de leucemias, mielomas, linfomas o tumores
sólidos metastásicos (p. ej., mama, próstata) pueden deteriorar la producción de
neutrófilos. La mielofibrosis inducida por tumores puede intensificar aún más la
neutropenia. La mielofibrosis también puede ser secundaria a infecciones
granulomatosas, enfermedad de Gaucher y radioterapia. La neutropenia puede
deberse a la insuficiencia de la médula ósea, como se observa en determinadas
enfermedades raras (p. ej., síndrome de Schwachman-Diamond, hipoplasia
cartílago-pelo, disqueratosis congénita, glucogenosis tipo IB). Asimismo, la
neutropenia es una característica destacada de la mielodisplasia y se acompaña
de rasgos megaloblastoides en la médula ósea. La esplenomegalia de
cualquier etiología puede originar
una neutropenia moderada, trombocitopenia y anemia.
Las infecciones víricas suelen
acompañarse de neutropenia transitoria (p. ej., fases iniciales de la
mononucleosis infecciosa) y la sepsis es una causa particularmente grave de
neutropenia. La neutropenia que se asocia a enfermedades víricas habituales de
la infancia ocurre durante los primeros 2 d de la enfermedad y puede persistir
durante 3-8 d. Suele corresponder con un período de viremia aguda y se relaciona
con la redistribución de los neutrófilos inducida por el virus desde el
compartimiento circulante al marginal. El secuestro de neutrófilos puede
producirse tras lesiones tisulares por virus. Una neutropenia moderada a intensa
también puede ser consecuencia de una amplia variedad de infecciones.
La infección por el VIH se acompaña a
menudo de neutropenia crónica, resultado de un deterioro en la producción de
neutrófilos y de una destrucción acelerada de éstos por anticuerpos. Las neutropenias
autoinmunitarias pueden deberse a la presencia de anticuerpos antineutrofílicos
circulantes y pueden aparecer aisladas o asociadas a otras enfermedades.
Algunos pacientes con neutropenia crónica
y recuentos de neutrófilos inferiores a 200/ml no experimentan
infecciones graves, debido probablemente a que el resto del sistema inmunitario
permanece intacto. No obstante, es habitual que los pacientes con neutropenia
cíclica o neutropenia congénita grave presenten úlceras orales, estomatitis y
faringitis asociadas a adenopatías durante los estados neutropénicos crónicos
graves. A menudo aparecen neumonías y periodontitis crónica.
Los pacientes con neutropenia secundaria
a trastornos adquiridos de la producción originados por neoplasias o
quimioterapia tienen más probabilidades de desarrollar infecciones bacterianas
importantes, ya que presentan un compromiso global de su sistema inmunitario. La
integridad de la piel y las mucosas, el aporte vascular a los tejidos y el
estado nutricional del paciente también influyen en el riesgo de padecer
infecciones en caso de neutropenia aguda. Los pacientes con infecciones piógenas
tienden a tener fiebre superior a 38,3 ºC. Las infecciones piógenas que aparecen
con mayor frecuencia en los pacientes con neutropenia intensa son celulitis
cutáneas, abscesos hepáticos, forunculosis, neumonías y septicemias. También
surgen con frecuencia estomatitis, gingivitis, inflamaciones perirrectales,
colitis, sinusitis y otitis medias.
LINFOPENIA
Recuento total de linfocitos inferior a
1.000/ml en adultos o a 3.000/ml en niños menores de
2 años. El recuento normal de linfocitos en
adultos es de 1.000-4.800/ml y en niños menores de 2 años de
3.000-9.500/ml. A la edad de 6 años, el límite inferior de la
normalidad es 1.500/ml. Prácticamente el 65% de las células T sanguíneas son
células T CD4+ (cooperadoras). La mayoría de los pacientes con
linfocitopenia muestran una reducción en el número absoluto de células T, sobre
todo en el número de células T CD4+. La cantidad media de células T
CD4+ en la sangre de un adulto es de 1.100/ml (intervalo normal,
300-1.300/ml) y el promedio de células del otro subgrupo importante
de células T, las células T CD8+ (supresoras), es de 600/ml (intervalo
normal, 100-900/ml).
La linfocitopenia
adquirida hace referencia a los síndromes que se asocian a reducción de los
linfocitos sanguíneos sin ser secundarios a enfermedades hereditarias. El SIDA
es la enfermedad infecciosa que se asocia con mayor frecuencia a linfocitopenia,
la cual se origina por la destrucción de las células T CD4+
infectadas con el VIH. La linfocitopenia
también puede reflejar un deterioro en la síntesis y la proliferación de
linfocitos como consecuencia de la destrucción de la arquitectura tímica o
linfoide normal. Otras enfermedades bacterianas y víricas pueden cursar con
linfocitopenia. En algunas situaciones de viremia aguda, los linfocitos pueden
estar sometidos a una destrucción acelerada por infección activa con el virus,
pueden estar atrapados en el bazo o los ganglios linfáticos o pueden migrar al
tracto respiratorio.
La linfocitopenia yatrógena se debe a
quimioterapia citotóxica, radioterapia y administración de globulina
antilinfocítica. El tratamiento prolongado de los pacientes psoriásicos con
psoraleno y radiación ultravioleta puede destruir las células T. Los corticoides
pueden provocar linfopenia al inducir destrucción celular.
Las enfermedades sistémicas que se
asocian a autoinmunidad (p. ej., LES, AR, miastenia grave) pueden desencadenar
linfocitopenia. Trastornos como la enteropatía pierdeproteínas también pueden
provocar un agotamiento de los linfocitos.
La linfocitopenia, por sí misma,
generalmente no produce síntomas y suele detectarse durante el diagnóstico de
otras enfermedades, sobre todo de infecciones víricas, fúngicas o parasitarias
recidivantes. Los recuentos de linfocitos confirman la presencia de
linfocitopenia. Las subpoblaciones de linfocitos pueden determinarse mediante
citometría de flujo con multiparámetros, que utiliza el patrón de expresión
antigénica para clasificar y caracterizar estas células.
Los pacientes linfocitopénicos padecen infecciones recidivantes, muestran a menudo respuestas inusuales frente a agentes infecciosos habitualmente benignos o desarrollan infecciones por microorganismos infrecuentes. Las neumonías por Pneumocystis carinii, citomegalovirus, sarampión o varicela sugieren la existencia de una posible inmunodeficiencia; no es raro que la neumonitis producida por cualquiera de estas infecciones sea mortal. Estos pacientes también presentan una mayor incidencia de neoplasias y enfermedades autoinmunitarias y pueden tener ausencia o disminución de las amígdalas o los ganglios linfáticos, lo que indica inmunodeficiencia celular; alteraciones cutáneas, como alopecia, eccema, pioderma o telangiectasias; datos sugestivos de enfermedad hematológica, como palidez, petequias, ictericia o úlceras orales, así como adenopatías generalizadas y esplenomegalia, lo que puede indicar enfermedad por el VIH.
El 80% de los pacientes con
inmunodeficiencia primaria también tienen deficiencia de anticuerpos, por lo que
las pruebas de función de anticuerpos y la determinación de los niveles de
inmunoglobulinas son apropiadas. Los pacientes con antecedentes de infecciones
recidivantes deben someterse a otras pruebas para detectar inmunodeficiencias,
incluso aunque las pruebas de cribado iniciales hayan sido normales. Los recuentos de
neutrófilos muy disminuidos pueden indicar neutropenia congénita grave,
neutropenia cíclica, neutropenia crónica grave, insuficiencia medular y
sustitución de la médula por una neoplasia o por otras células hematopoyéticas.
El conocimiento de las características clínicas de las inmunodeficiencias
permite una interpretación más racional de los hallazgos que se obtienen en las
diferentes pruebas diagnósticas.
EOSINOFILIA
Los eosinófilos son granulocitos que
derivan a partir de las mismas células progenitoras que los
monocitos-macrófagos, los neutrófilos y los basófilos. El recuento normal de
eosinófilos en sangre periférica es inferior a 350/ml y sus valores diurnos
varían de forma inversa a la concentración plasmática de cortisol; el pico se
produce por la noche y el máximo descenso por la mañana. La semivida circulante
de los eosinófilos es de 6-12 h, localizándose la mayoría de ellos en los
tejidos (p. ej., vías respiratorias superiores, tracto GI, piel, útero).
La eosinofilopoyesis parece estar regulada por los linfocitos T mediante la secreción de factores de crecimiento hematopoyético como el factor estimulante de colonias de granulocitos y macrófagos (GM-CSF), la interleucina 3 (IL-3) y la interleucina 5 (IL-5). Si bien el GM-CSF y la IL-3 también aumentan la producción de otras células mieloides, la IL-5 estimula exclusivamente la producción de eosinófilos.
Contenido de los gránulos de los
eosinófilos. La proteína básica mayor y la proteína catiónica
eosinófila son tóxicas para diversos parásitos y células de mamíferos. Estas
proteínas se unen a la heparina y neutralizan su actividad anticoagulante. La
neurotoxina derivada del eosinófilo puede lesionar gravemente las
neuronas mielinizadas. La peroxidasa eosinófila, que es
significativamente diferente de la peroxidasa de otros granulocitos, genera
radicales oxidantes en presencia de peróxido de hidrógeno y un haluro. Los
cristales de Charcot-Leyden están compuestos principalmente de
fosfolipasa B y es posible hallarlos en el esputo, los tejidos y las heces en
todos los procesos patológicos que cursan con eosinofilia (p. ej., asma,
neumonía eosinófila).
Funciones de los eosinófilos. Se desconocen sus
funciones exactas. No se han descrito pacientes ni animales sin eosinófilos.
Aunque son fagocitos, los eosinófilos son menos eficaces que los neutrófilos en
la destrucción de bacterias intracelulares. No existen indicios directos que
demuestren que los eosinófilos destruyen parásitos in vivo, si bien son
tóxicos para los helmintos in vitro y la eosinofilia suele acompañar a
las infestaciones por helmintos. Los eosinófilos pueden modular las reacciones
de hipersensibilidad inmediata mediante la degradación o la inactivación de los
mediadores liberados por los mastocitos (p. ej., histamina, leucotrienos,
lisofosfolípidos, heparina). Los leucotrienos pueden provocar vasoconstricción y
broncoconstricción. La eosinofilia prolongada puede originar lesiones tisulares
por mecanismos todavía no dilucidados por completo, aunque las proteínas básicas
de los eosinófilos son citotóxicas.
La EOSINOFILIA se define como el recuento de eosinófilos en sangre
periférica mayor de 350/ml. La eosinofilia presenta características
propias de una respuesta inmunitaria: una primera provocación con un agente como
Trichinella spiralis origina una respuesta primaria con niveles
relativamente bajos de eosinófilos, en tanto que provocaciones repetidas
suscitan una respuesta aumentada o secundaria con eosinofilia.
Entre los factores que reducen el
recuento de eosinófilos se incluyen los b-bloqueantes, los
corticoides, el estrés y, a veces, las infecciones bacterianas y víricas. Varios
compuestos que liberan los mastocitos y los basófilos como consecuencia del
acoplamiento antigénico de las moléculas de IgE sobre su superficie son
quimiotácticos para los eosinófilos: por ejemplo, factor quimiotáctico
eosinófilo de la anafilaxia, leucotrieno B4, complejo del complemento (C567) e
histamina (sobre un intervalo estrecho de concentraciones).
La eosinofilia puede ser
primaria o secundaria a un trastorno subyacente. En
Estados Unidos, las enfermedades alérgicas o atópicas son las causas más
frecuentes, especialmente las enfermedades respiratorias y cutáneas. Las
reacciones medicamentosas eosinófilas pueden ser asintomáticas o bien asociarse
a una diversidad de síndromes, como nefritis intersticial, enfermedad del suero,
ictericia colestásica, vasculitis por hipersensibilidad y linfadenopatía
angioinmunoblástica. Una epidemia (varios cientos de casos) de un síndrome de
eosinofilia-mialgia se asoció al empleo de l-triptófano como sedante o como
psicotropo. El complejo sintomático (mialgias intensas, tendosinovitis, edema
muscular y exantema) se prolonga de semanas a meses y se han registrado varios
fallecimientos. Las pruebas sugieren que este proceso no está causado por el
l-triptófano, sino por un contaminante.
Prácticamente cualquier
invasión parasitaria de los tejidos puede provocar eosinofilia, aunque no
suele ocurrir con los protozoos y los metazoos no invasivos. Las infecciones
no parasitarias también pueden cursar con eosinofilia. Entre las
enfermedades neoplásicas, la enfermedad de Hodgkin puede presentar una
intensa eosinofilia, en tanto que los linfomas no hodgkinianos, la leucemia
mieloide crónica y la leucemia linfoblástica aguda se acompañan de eosinofilia
con menor frecuencia. Entre los tumores sólidos, el cáncer de ovario es la causa
principal de eosinofilia. Las enfermedades del tejido conjuntivo que
cursan con aumento de inmunocomplejos circulantes y vasculitis suelen asociarse
a eosinofilia. Las inmunopatías
congénitas y adquiridas, a menudo con eccema, son causa de eosinofilia. El
término infiltrado pulmonar con eosinofilia (síndromes IPE) abarca un
conjunto de trastornos clínicos que se caracterizan por la presencia de
eosinofilia periférica e infiltrados pulmonares eosinófilos y Granulomas eosinófilos
en Granulomatosis de células de Langerhans y que suelen ser de
causa desconocida.
MONONUCLEOSIS INFECCIOSA
Enfermedad aguda producida por el
virus de Epstein-Barr, que se caracteriza por fiebre, faringitis y
adenopatías. El virus Epstein-Barr (VEB) es un
herpesvirus ubicuo que infecta sobre todo a los linfocitos B y a las células
nasofaríngeas del hombre y de algunos primates no humanos. Tras la replicación
inicial en la nasofaringe, el virus infecta a los linfocitos B, en los que
induce la secreción de inmunoglobulinas. Entre éstas se producen anticuerpos
denominados heterófilos, que se utilizan para el diagnóstico.
Los linfocitos B transformados por el VEB
son la diana de una variada respuesta inmunitaria. La respuesta inmunitaria
humoral (producción de anticuerpos heterófilos) permite confirmar la infección
por el VEB; la respuesta celular, que consiste en parte en la inducción de
linfocitos T activados con fenotipo CD8, justifica la linfocitosis atípica
característica de la infección primaria por el VEB. Por tanto, la respuesta
inmunitaria celular desempeña un papel importante en la prevención de la
proliferación continua de los linfocitos B transformados por el VEB durante la
infección primaria y en el control de la activación de las células B
policlonales inducida por el VEB.
Tras la infección primaria, el VEB
permanece en el huésped durante toda la vida, produciendo siembras intermitentes
a partir de la orofaringe. El virus puede detectarse en las secreciones
orofaríngeas del 15 a 25% de los adultos sanos seropositivos para el VEB. En los
pacientes inmunodeprimidos (p. ej., receptores de aloinjertos, personas
infectadas por el VIH), la frecuencia e intensidad de las siembras aumentan
considerablemente. A diferencia de lo que sucede con los virus del herpes simple
o varicela-zóster, la reactivación del VEB suele ser subclínica.
El VEB es relativamente lábil, no se ha
aislado en fuentes ambientales y su contagiosidad es relativamente baja. Sólo
alrededor del 5% de los pacientes refieren contactos recientes con alguien que
padeciera una mononucleosis infecciosa. En la mayoría de los casos, parece que
el período de incubación es de 30 a 50 d.
El virus puede transmitirse en
transfusiones de hemoderivados, pero es mucho más frecuente que lo haga por
contacto orofaríngeo (besos) entre la persona no infectada y otra sana pero
seropositiva para el VEB, que emite los virus de la orofaringe de forma
asintomática. El contagio en la primera infancia se produce sobre todo en
ambientes socioeconómicos deprimidos y en condiciones de hacinamiento.
En los últimos años,
muchos investigadores han identificado pacientes con síndrome de fatiga
crónica, enfermedad que se caracteriza por fatiga, leve alteración de la
función cognitiva y, en algunos casos, febrícula y adenopatías. Aunque algunos
defienden que el VEB interviene en la patogenia del síndrome de fatiga crónica,
son pocas las pruebas objetivas que apoyan esta hipótesis. Por tanto, cuando se
hace una valoración de síntomas limitados a fatiga, no está indicado un estudio
serológico específico del VEB.
LEUCEMIAS
Aunque los virus causan diversas formas
de leucemia en animales, su papel en las leucemias humanas sigue siendo
incierto; sólo se han identificado dos asociaciones con virus: 1) el virus de
Epstein-Barr, un virus ADN que se asocia al linfoma de Burkitt y 2) el virus linfotrópico
de células T humanas tipo I, denominado virus de la leucemia/linfoma de células
T humanas, un retrovirus ARN que se ha ligado a ciertas leucemias y linfomas de
células T, identificadas con mayor frecuencia en Japón y el Caribe. La
exposición a radiaciones ionizantes y determinados agentes químicos (p. ej.,
benceno y algunos fármacos antineoplásicos) conlleva un riesgo aumentado de
leucemia. Algunos defectos genéticos (p. ej., síndrome de Down, anemia de
Fanconi) también predisponen a padecer leucemias.
La transformación maligna (a través de
dos o más etapas) tiene lugar en una única célula, con posterior proliferación y
expansión clonal. Generalmente, la transformación se produce en la célula madre
pluripotencial, pero en ocasiones puede involucrar a una célula madre
condicionada con capacidad de diferenciación más limitada. El clon tiene
tendencia a ser genéticamente inestable y se caracteriza por heterogeneidad y
evolución fenotípica. En general, las células leucémicas se dividen con ciclos
celulares más largos y menos fracciones de crecimiento que las células normales
de la médula ósea, pero se acumulan como consecuencia de un enlentecimiento en
la apoptosis (muerte celular programada).
Las características clínicas y de
laboratorio de la leucemia se deben a la supresión de la formación de células
sanguíneas normales y a la infiltración de órganos. Los factores inhibidores
producidos por las células leucémicas y la sustitución del espacio medular
pueden suprimir la hematopoyesis normal, originando anemia, trombocitopenia y
granulocitopenia. La infiltración de órganos provoca un aumento de tamaño del
hígado, el bazo y los ganglios linfáticos, con afectación esporádica de riñones
y gónadas. La infiltración meníngea condiciona un síndrome clínico asociado al
incremento de la presión intracraneal (p. ej., parálisis de nervios
craneales).
Las leucemias se denominaron
originalmente agudas o crónicas en función de la esperanza de vida, pero, en la
actualidad, se clasifican según la madurez celular. Así, las leucemias agudas
constan de poblaciones celulares predominantemente inmaduras (generalmente
blastos) y las leucemias crónicas, de formas celulares más maduras.
Las leucemias
agudas se dividen en linfoblásticas (LLA) y mieloblásticas (LMA), que a su
vez pueden subdividirse según sus características morfológicas y citoquímicas o su
inmunofenotipo, lo cual es fundamental para el
tratamiento.
Los síndromes
mielodisplásicos representan una insuficiencia progresiva de la médula ósea,
pero con una proporción insuficiente de blastos (<30%) para el diagnóstico
concreto de LMA; el 40-60% de los casos evolucionan a LMA.
a. LEUCEMIA AGUDA
Forma de leucemia, en general,
rápidamente progresiva que se caracteriza por la sustitución de la médula ósea
normal por células blásticas de un clon originado en la transformación maligna
de una célula madre hematopoyética. Las leucemias agudas incluyen la leucemia
linfoblástica aguda (LLA) y la leucemia mieloblástica aguda (LMA).
Las células leucémicas se acumulan en la
médula ósea, sustituyen a las células hematopoyéticas normales e invaden hígado,
bazo, ganglios linfáticos, SNC, riñones y gónadas. Como las células son de
origen sanguíneo, pueden infiltrar cualquier órgano y localización. La LLA
afecta el SNC a menudo, en tanto que la leucemia monoblástica aguda afecta las
encías y la LMA produce colecciones localizadas a cualquier nivel (sarcomas
granulocíticos o cloromas). La infiltración leucémica aparece como sábanas de
células redondas indiferenciadas, en general con una mínima alteración de la
función del órgano afectado, con excepción del SNC y de la médula ósea. La
infiltración meníngea tiene como resultado un aumento de la presión intracraneal
con papiledema y parálisis de nervios craneales. La infiltración de la médula
ósea con sustitución de la hematopoyesis normal provoca anemia, trombocitopenia
y granulocitopenia.
Los síntomas de presentación suelen ser
inespecíficos (p. ej., fatiga, fiebre, malestar general, pérdida de peso) y
reflejan el fracaso de la hematopoyesis normal. A menudo, no se descubre la
causa de la fiebre, aunque la granulocitopenia puede conducir a una infección
bacteriana fácil de identificar y, generalmente, grave. La hemorragia suele
manifestarse por petequias, formación fácil de equimosis con hemorragias mucosas
(p. ej., epistaxis) o irregularidades menstruales. La hematuria y la hemorragia
GI son inhabituales. La afectación inicial del SNC (causa de cefaleas, vómitos e
irritabilidad) es rara. En ocasiones aparecen dolores óseos y articulares, sobre
todo en la LLA.
- LEUCEMIA LINFOBLASTICA AGUDA (LLA)
(Leucemia linfocítica aguda)
La LLA es la enfermedad maligna más
frecuente en la infancia, con una incidencia máxima entre los 3 y 5 años de
edad. También se observa en adolescentes y presenta un segundo pico de
incidencia, más reducido, en adultos.
Independientemente de los factores de
riesgo, la probabilidad de remisión inicial es, como mínimo, del 95% en niños y
del 70-90% en adultos. Dos tercios de los niños presentan una supervivencia
libre de enfermedad a los 5 años y parecen curados. En la mayoría de los
protocolos de investigación se seleccionan los pacientes con factores de mal
pronóstico para administrar un tratamiento más intenso, ya que el aumento del
riesgo y la toxicidad del tratamiento se compensa por el mayor riesgo que supone
el fracaso de éste y la posibilidad de fallecimiento.
La recidiva se
produce con mayor frecuencia en la médula ósea, pero también puede suceder en el
SNC o los testículos, aislada o simultáneamente con la médula ósea. La recidiva
en médula ósea tiene un pronóstico ominoso.
- LEUCEMIA MIELOIDE AGUDA (LMA)
(Leucemia mieloide aguda, leucemia
mielocítica aguda)
La incidencia de LMA se incrementa con la edad y es la leucemia aguda más frecuente en los adultos. La LMA puede asociarse a quimioterapia o irradiación (LMA secundaria).
b. LEUCEMIAS CRONICAS
- LEUCEMIA LINFOCITICA CRONICA
Expansión clonal de linfocitos
aparentemente maduros que afecta los ganglios linfáticos y otros tejidos
linfoides con infiltración progresiva de la médula ósea y presencia en la sangre
periférica.
El 75% de los casos se diagnostican en
pacientes mayores de 60 años. La LLC es dos veces más frecuente en varones. Se
desconoce su causa, pero en algunos casos se observa una mayor incidencia
familiar. La LLC es rara en Japón y China y no parece aumentar entre los
inmigrantes japoneses a EE.UU., lo que sugiere la existencia de un factor
genético.
La acumulación de linfocitos se inicia
probablemente en la médula ósea y se disemina hacia los ganglios linfáticos y
otros tejidos linfoides, pudiendo haber esplenomegalia. Generalmente, en las
fases tardías de la enfermedad, la hematopoyesis anómala origina anemia,
neutropenia, trombocitopenia y disminución en la producción de inmunoglobulinas.
Muchos pacientes desarrollan hipogammaglobulinemia y alteraciones en la
respuesta de anticuerpos, lo que parece relacionarse, en algunas ocasiones, con
un aumento de actividad de las células T supresoras. Otra anomalía de la
inmunorregulación consiste en la susceptibilidad para presentar enfermedades
autoinmunitarias, que se caracteriza por la aparición de anemias
inmunohemolíticas (habitualmente con prueba de Coombs positiva) o
trombocitopenia. También existe un incremento moderado del riesgo de padecer
segundas neoplasias.
- LEUCEMIA MIELOIDE CRONICA
(Leucemia mielocítica crónica, leucemia
mielógena crónica, leucemia granulocítica crónica)
Mieloproliferación clonal causada por
la transformación maligna de una célula madre pluripotencial, que se caracteriza
clínicamente por una llamativa hiperproducción de granulocitos.La LMC puede aparecer en ambos sexos a
cualquier edad, aunque la mediana es de 45 años; es infrecuente antes de los 10
años de edad.
La LMC se caracteriza por una producción
excesiva de granulocitos, sobre todo en la médula ósea, pero también en
localizaciones extramedulares (p. ej., bazo e hígado). Si bien predomina la
producción de granulocitos, el clon neoplásico incluye hematíes, megacariocitos,
monocitos e, incluso, linfocitos B y T. Las células madres normales son anuladas
y pueden surgir tras la supresión quimioterápica del clon de la LMC. La médula
ósea es hipercelular, pero en el 20-30% de los pacientes se desarrolla
mielofibrosis, generalmente después de varios años. En la mayoría de los
pacientes, el clon de la LMC progresa hacia una fase acelerada y una crisis
blástica final. En ese momento pueden aparecer tumores mieloblásticos en otras
localizaciones extramedulares (p. ej., hueso, SNC, ganglios linfáticos y
piel).
c. SINDROME MIELODISPLASICO
Trastorno proliferativo clonal en el
que una médula ósea normal o hipercelular se asocia a mielopoyesis defectuosa e
ineficaz. El síndrome mielodisplásico (SMD) engloba
un conjunto de síndromes (preleucemia, anemias refractarias, leucemia mieloide
crónica Ph-negativa, leucemia mielomonocítica crónica y metaplasia mieloide
agnogénica) que se observan habitualmente en pacientes con más de 50 años. Se
desconoce su incidencia, pero está aumentando, debido en parte, probablemente,
al incremento de la proporción de ancianos en la población y al aumento de las
leucemias secundarias a otros tratamientos. La exposición al benceno y la
irradiación pueden estar relacionados con su aparición. En la fase preleucémica
de algunas leucemias secundarias (p. ej., tras exposición a fármacos o tóxicos)
puede observarse una producción celular alterada y defectuosa con rasgos
diagnósticos de mielodisplasia.
El SMD se caracteriza por una
proliferación clonal de células hematopoyéticas que incluyen formas eritroides,
mieloides y megacariocíticas. La médula ósea es normal o hipercelular y la
hematopoyesis ineficaz origina citopenias variables, siendo la anemia la que se
observa con mayor frecuencia. La alteración de la producción celular también se
asocia a anomalías morfológicas celulares en médula ósea y sangre. Puede haber
hematopoyesis extramedular con hepatomegalia y esplenomegalia. Puede existir
mielofibrosis en el momento del diagnóstico o bien puede desarrollarse durante
la evolución del SMD.
LINFOMAS
Grupo heterogéneo de neoplasias que se
originan en los sistemas mononuclear fagocítico y linfático. Los principales tipos son la enfermedad
de Hodgkin y los linfomas no Hodgkin. Una forma infrecuente es la micosis
fungoide.
ENFERMEDAD DE HODGKIN
Proliferación maligna, localizada o
diseminada, de células tumorales que se originan en el sistema linforreticular y
que afecta principalmente los ganglios linfáticos y la médula ósea. El diagnóstico depende de la
identificación de células de Reed-Sternberg (células grandes binucleadas) en los
ganglios linfáticos o en otros tejidos. El infiltrado celular es heterogéneo y
consta de histiocitos, linfocitos, monocitos, células plasmáticas y eosinófilos.
La enfermedad de Hodgkin presenta cuatro subtipos histopatológicos.
Los síntomas y signos se relacionan
principalmente con la localización, el número y la extensión de las masas
ganglionares implicadas. La mayoría de los pacientes se presentan con
adenopatías cervicales y mediastínicas, pero sin síntomas sistémicos. A medida
que la enfermedad se disemina por el sistema mononuclear fagocítico,
generalmente a localizaciones contiguas, se desarrollan otras manifestaciones.
La velocidad de progresión varía según el subtipo histopatológico. Puede
aparecer precozmente un prurito intenso; a menudo hay fiebre, sudación nocturna
y pérdida de peso cuando están afectados ganglios internos (retroperitoneales o
mediastínicos voluminosos), vísceras (hígado) o médula ósea. En ocasiones se
observa fiebre de Pel-Ebstein (algunos días de fiebre elevada que alternan
regularmente con días o semanas de temperatura normal o inferior a la normal).
Un síntoma de mecanismo poco claro que puede aportar una clave diagnóstica
precoz es el dolor inmediato en las regiones afectadas tras ingerir bebidas
alcohólicas.
La afectación ósea suele ser
asintomática, pero puede producir dolor con lesiones osteoblásticas vertebrales
(vértebras de "marfil") y, raras veces, lesiones osteolíticas con fracturas por
compresión. La pancitopenia se debe en ocasiones a la invasión de la médula
ósea, en general en la variedad de depleción linfocítica. La invasión epidural
que comprime la médula espinal puede ocasionar paraplejía. El síndrome de Horner
y la parálisis laríngea pueden ser el resultado de la presión ejercida por los
ganglios linfáticos aumentados de tamaño sobre los nervios simpático cervical y
recurrente laríngeo, respectivamente. Los dolores neurálgicos son consecuencia
de la compresión de las raíces nerviosas. Raras veces aparecen lesiones
intracraneales, gástricas y cutáneas y, en caso de estar presentes, sugieren
enfermedad de Hodgkin asociada al VIH.
La obstrucción de los conductos biliares
intrahepáticos o extrahepáticos por masas tumorales produce ictericia. El edema
en las piernas puede ser consecuencia de la obstrucción linfática en la pelvis o
la ingle. La compresión traqueobronquial puede causar disnea intensa y
sibilancias. La infiltración del parénquima pulmonar puede simular una
consolidación lobular o una bronconeumonía y originar cavitación o abscesos
pulmonares.
La mayoría de los pacientes padecen un
trastorno lentamente progresivo de la inmunidad retardada o celular (función de
las células T), que contribuye en la enfermedad avanzada a la aparición de
infecciones bacterianas frecuentes y, más raramente, de infecciones por hongos,
virus y protozoos. La inmunidad
humoral (producción de anticuerpos) o función de las células B también está
deprimida en la enfermedad avanzada. La caquexia es habitual y los pacientes
fallecen frecuentemente por sepsis.
LINFOMA NO HODGKIN
Proliferación monoclonal neoplásica de
células linfoides en localizaciones del sistema inmunitario, que incluyen
ganglios linfáticos, médula ósea, bazo, hígado y tracto GI. La clasificación anatomopatológica de los
linfomas no Hodgkin (LNH) continúa evolucionando, lo que refleja nuevas
consideraciones sobre las células de origen y las bases biológicas de este grupo
heterogéneo de enfermedades. El curso clínico de los LNH varía desde formas
rápidamente mortales hasta otras quiescentes e inicialmente bien toleradas. Un
cuadro similar a la leucemia puede desarrollarse hasta en el 50% de los niños y
alrededor del 20% de los adultos con algunos tipos de LNH.
La Formulación de Trabajo
(Working Formulation) clasifica los LNH en las siguientes
categorías pronósticas con implicaciones terapéuticas (Nota: las denominaciones
pronósticas se basan en los datos de supervivencia de pacientes tratados antes
de 1980 y pueden no reflejar con precisión los resultados obtenidos en pacientes
que se someten a terapias modernas, como los que se describen en Tratamiento,
más adelante):
* Linfomas de bajo
grado (38%): difuso linfocítico de células pequeñas, folicular de células
pequeñas hendidas y folicular mixto de células pequeñas y grandes.
* Linfoma de grado
intermedio (40%): folicular de células grandes, difuso de células pequeñas
hendidas, difuso mixto de células pequeñas y grandes y difuso de células
grandes.
* Linfomas de alto
grado (20%): linfoma inmunoblástico, linfoma linfoblástico y linfoma de
células pequeñas no hendidas (tipo Burkitt y no Burkitt).
* Otros linfomas
(2%): linfomas compuestos, micosis fungoide, histiocítico verdadero, otros y
tipos inclasificables.
Inicialmente, los síntomas
constitucionales tienden a ser menos frecuentes en los LNH que en la enfermedad
de Hodgkin y no suelen modificar el pronóstico. La infiltración de órganos es
más diseminada y pueden estar afectadas la médula ósea y la sangre periférica.
En todos los pacientes debe practicarse una biopsia de la médula ósea para
determinar si hay afectación medular, siempre y cuando pueda modificar las
recomendaciones terapéuticas (p. ej., selección de irradiación aislada para los
linfomas de bajo grado localizados, consideración de la terapia intratecal para
los linfomas de grado intermedio o determinación del Índice Pronóstico
Internacional [IPI]).
MIELOMA MULTIPLE
(Mieloma de células plasmáticas,
mielomatosis)
Enfermedad neoplásica progresiva que se caracteriza por plasmocitomas (tumores de células plasmáticas) en la médula ósea y por la sobreproducción de una inmunoglobulina monoclonal completa (IgG, IgA, IgD o IgE) o de proteína de Bence Jones (cadenas ligeras k o l monoclonales libres). El mieloma múltiple suele asociarse a lesiones osteolíticas múltiples, hipercalcemia, anemia, lesión renal y aumento de la susceptibilidad a las infecciones bacterianas; la producción de inmunoglobulinas normales se encuentra alterada.
Se desconoce la etiología, pero se ha
sugerido una relación con el herpes virus asociado al sarcoma de Kaposi debido a
su hallazgo en las células dendríticas cultivadas de pacientes con mieloma. Este
virus codifica un homólogo de la interleucina 6; la interleucina 6 humana
favorece el crecimiento del mieloma y estimula la reabsorción ósea.
Se desconoce la célula específica de
origen. El análisis de las secuencias de los genes de las inmunoglobulinas y de
los marcadores de superficie celular sugiere la existencia de una transformación
maligna de una célula del centro posgerminal.
Se desarrolla una osteoporosis difusa o
lesiones osteolíticas discretas, generalmente en la pelvis, la columna, las
costillas y el cráneo. Las lesiones se deben a la sustitución ósea por
plasmocitomas expansivos o a la secreción de un factor por las células
plasmáticas malignas (factor activador de los osteoclastos). Las lesiones
osteolíticas suelen ser múltiples, pero en ocasiones aparecen como una masa
intramedular solitaria. Los plasmocitomas extraóseos son raros, pero pueden
presentarse en cualquier órgano, especialmente en las vías respiratorias
superiores.
CÓMO ME CURÉ DE VIRUS DE HERPES.
ResponderEliminarHola a todos, estoy aquí para dar mi testimonio sobre un herbolario llamado Dr. imoloa. Fui infectado con el virus del herpes simple 2 en 2013, fui a muchos hospitales para curarme pero no había solución, así que estaba pensando en cómo puedo encontrar una solución para que mi cuerpo pueda estar bien. un día estaba en el lado de la piscina navegando y pensando en dónde puedo encontrar una solución. Visito muchos sitios web donde vi tantos testimonios sobre el Dr. Imoloa sobre cómo los curó. No lo creía pero decidí intentarlo, lo contacté y él me preparó el herpes que recibí a través del servicio de mensajería de DHL. Lo tomé durante dos semanas después, luego me indicó que fuera a hacerme un chequeo, después de la prueba me confirmaron que tenía herpes negativo. Soy tan libre y feliz. por lo tanto, si tiene un problema o está infectado con alguna enfermedad, comuníquese con él por correo electrónico drimolaherbalmademedicine@gmail.com. o / whatssapp - + 2347081986098.
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