Tantos vodka martini "agitados, no revueltos" he pedido James Bond en
el cine que la frase ya es una de las más conocidas del séptimo arte.
Sin embargo, la afición a la bebida del agente secreto podría haberle
traído peores consecuencias que la fama.
Según una investigación (seria), el consumo de alcohol de 007 era tan elevado que su riesgo de padecer cirrosis, fallo hepático e incluso impotencia era más que considerable.
Bond bebía el equivalente a una botella y media de alcohol diariamente señalan los autores de este trabajo, que forman parte del tradicional número navideño que publica la revista 'British Medical Journal'. Como cada año, esta edición de la revista médica recoge el resultado de investigaciones que, aplicando el rigor de la ciencia, analizan temas -cuando menos- extraños.
Las consecuencias del gusto por el alcohol de Bond fue el tema elegido por un equipo de investigadores del Nottingham University Hospital del Reino Unido, que repasaron 12 de las novelas que Ian Fleming escribió sobre las andanzas del agente secreto anotando cada uno de sus tragos.
Por ejemplo, en Casino Royale, Bond "bebió unas 39 unidades antes de enzarzarse en una persecución en coche, perder el control y terminar pasando 14 días en el hospital", señalan los investigadores en la revista médica.
En la cena que mantuvo con Goldfinger, se tomó 18 tragos antes de irse conduciendo a casa, subrayan los científicos, quienes hacen especial hincapié en que, pese al elevado consumo de alcohol, el superagente siempre se muestra en las novelas como un hombre extremadamente hábil y preparado para hacer frente a cualquier eventualidad. "Pura ficción", remarcan.
Bond sólo renunció al alcohol 12 de los 87 días en los que tuvo acceso a la bebida, lo que, unido al gran consumo, sitúa a 007 en un riesgo más que considerable de desarrollar "enfermedad hepática, cirrosis, impotencia y otros problemas relacionados con el alcohol, incluido el riesgo de muerte", añaden.
En sus conclusiones, los investigadores sugieren que, aunque hubiera querido, el propio Bond no sería capaz de agitar sus cócteles ya que "los temblores asociados al alcoholismo" se lo habrían impedido.
Según una investigación (seria), el consumo de alcohol de 007 era tan elevado que su riesgo de padecer cirrosis, fallo hepático e incluso impotencia era más que considerable.
Bond bebía el equivalente a una botella y media de alcohol diariamente señalan los autores de este trabajo, que forman parte del tradicional número navideño que publica la revista 'British Medical Journal'. Como cada año, esta edición de la revista médica recoge el resultado de investigaciones que, aplicando el rigor de la ciencia, analizan temas -cuando menos- extraños.
Las consecuencias del gusto por el alcohol de Bond fue el tema elegido por un equipo de investigadores del Nottingham University Hospital del Reino Unido, que repasaron 12 de las novelas que Ian Fleming escribió sobre las andanzas del agente secreto anotando cada uno de sus tragos.
Por ejemplo, en Casino Royale, Bond "bebió unas 39 unidades antes de enzarzarse en una persecución en coche, perder el control y terminar pasando 14 días en el hospital", señalan los investigadores en la revista médica.
En la cena que mantuvo con Goldfinger, se tomó 18 tragos antes de irse conduciendo a casa, subrayan los científicos, quienes hacen especial hincapié en que, pese al elevado consumo de alcohol, el superagente siempre se muestra en las novelas como un hombre extremadamente hábil y preparado para hacer frente a cualquier eventualidad. "Pura ficción", remarcan.
Bond sólo renunció al alcohol 12 de los 87 días en los que tuvo acceso a la bebida, lo que, unido al gran consumo, sitúa a 007 en un riesgo más que considerable de desarrollar "enfermedad hepática, cirrosis, impotencia y otros problemas relacionados con el alcohol, incluido el riesgo de muerte", añaden.
En sus conclusiones, los investigadores sugieren que, aunque hubiera querido, el propio Bond no sería capaz de agitar sus cócteles ya que "los temblores asociados al alcoholismo" se lo habrían impedido.
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