Siempre dijimos que el alcohol daña el cerebro. Pero no solo lo hace con las neuronas. Tambien se ha descubierto que lo hace con la sustancia blanca y este daño puede detectarse por imagenes.
Tomar mucho podría producir daños especialmente a la sustancia blanca
de las áreas frontales del cerebro, lo que interfiere con el control
del impulso necesario para dejar de beber. Por medio de escáneres de resonancia magnética estructural de alta resolución se compararon cerebros de bebedores cronicos, de alcoholicos en rehabilitacion, y de abstemios y se encontraron dos hallazgos muy llamativos.
En primer lugar,
los ex alcohólicos mostraron reducciones en las vías de la materia
blanca a lo largo de todo el cerebro en comparación con las personas
sanas que bebían poco. Esto significa que las vías que permiten
comunicarse de forma eficiente y efectiva a las diferentes partes del
cerebro quedan afectadas por el alcoholismo.
En segundo lugar, cuanto más se bebe, mayor es el daño producido en estructuras clave del cerebro, como, en particular, el giro frontal inferior. Esta parte del cerebro media en el control inhibidor y la toma de decisiones,
de modo que, por desgracia, parece que algunas de las áreas del cerebro
más afectadas por el alcohol son importantes para el autocontrol y el
juicio, las mismas cosas que se requieren para recuperarse del mal uso del alcohol.
Las implicaciones para el día a día de este
estudio son claras: la abstinencia y el hecho de beber de forma ligera
llevan a una salud mejor y a un mejor funcionamiento cerebral que beber
mucho. Y es que el alcoholismo conduce a
muchos cambios cerebrales y a una disfunción que reduce la habilidad de
una persona de funcionar y de curarse. Cuanto más tiempo se hace un mal uso del alcohol más
probabilidades se tienen de que el daño sea permanente. De modo que si
usted o alguien que usted conoce necesita ayuda para beber menos, háganlo ahora.
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