¿Qué me tomo si me duele la cabeza? ¿Y si me encuentro mal por la
fiebre? ¿Para los dolores de la menstruacion? La
elección de uno u otro depende tanto del problema de salud que se quiera
tratar, como del tipo de paciente y sus posibles problemas previos de
salud.
Así, mientras ibuprofeno y paracetamol comparten propiedades analgésicas, el ibuprofeno puede presumir de su acción antiinflamatoria, mientras que el paracetamol es mejor com antitérmico (es decir, cuando además de dolor hay fiebre). Por eso, el ibuprofeno (un antiinflamatorio no esteroideo) será mejor en patologías que cursen con inflamación (como artritis, faringitis...), mientras que con el paracetamol sólo tratamos el dolor. Además, aunque ambas pastillas se consideran seguras, y son fármacos habituales en la mayoría de los botiquines domésticos, pero por sus mecanismos de acción no está exentos de riesgos, sobre todo en ciertos pacientes.
Por ejemplo, el uso de ibuprofeno se desaconseja en pacientes con úlcera gástrica, insuficiencia renal o hepática grave, pero también deberían tener precauciones quienes estén tomando antihipertensivos. Mientras que los principales riesgos del paracetamol, sobre todo a altas dosis, se producen en el hígado, por lo que su uso no sería recomendable en una insuficiencia hepática.
En cuanto a las dosis más indicadas, y siempre recordando que los pacientes con problemas crónicos deberían consultar con su médico antes de tomar cualquier medicación, lo más indicado son los 400 mg en el caso del ibuprofeno y entre 500 y 650 si nos referimos al paracetamol. En patologías crónicas que provocan dolor e inflamación debe ser el médico quien establezca la dosis.
En cuanto al paracetamol, por encima de los 500-600 mg cada ocho horas también podría causar intoxicaciones con daño hepático, por lo que conviene consultar al médico. En casos de fiebre alta, alternar ambos medicamentos cada cuatro o seis horas, siempre con la pauta instaurada por un médico, permite controlar la temperatura elevada sin un incremento del riesgo de los efectos secundarios.
Ambos medicamentos son seguros siempre que se respeten a bajas dosis, ya que el problema está en las dosis altas y en pacientes con patologías previas.
Así, mientras ibuprofeno y paracetamol comparten propiedades analgésicas, el ibuprofeno puede presumir de su acción antiinflamatoria, mientras que el paracetamol es mejor com antitérmico (es decir, cuando además de dolor hay fiebre). Por eso, el ibuprofeno (un antiinflamatorio no esteroideo) será mejor en patologías que cursen con inflamación (como artritis, faringitis...), mientras que con el paracetamol sólo tratamos el dolor. Además, aunque ambas pastillas se consideran seguras, y son fármacos habituales en la mayoría de los botiquines domésticos, pero por sus mecanismos de acción no está exentos de riesgos, sobre todo en ciertos pacientes.
Por ejemplo, el uso de ibuprofeno se desaconseja en pacientes con úlcera gástrica, insuficiencia renal o hepática grave, pero también deberían tener precauciones quienes estén tomando antihipertensivos. Mientras que los principales riesgos del paracetamol, sobre todo a altas dosis, se producen en el hígado, por lo que su uso no sería recomendable en una insuficiencia hepática.
En cuanto a las dosis más indicadas, y siempre recordando que los pacientes con problemas crónicos deberían consultar con su médico antes de tomar cualquier medicación, lo más indicado son los 400 mg en el caso del ibuprofeno y entre 500 y 650 si nos referimos al paracetamol. En patologías crónicas que provocan dolor e inflamación debe ser el médico quien establezca la dosis.
En cuanto al paracetamol, por encima de los 500-600 mg cada ocho horas también podría causar intoxicaciones con daño hepático, por lo que conviene consultar al médico. En casos de fiebre alta, alternar ambos medicamentos cada cuatro o seis horas, siempre con la pauta instaurada por un médico, permite controlar la temperatura elevada sin un incremento del riesgo de los efectos secundarios.
Ambos medicamentos son seguros siempre que se respeten a bajas dosis, ya que el problema está en las dosis altas y en pacientes con patologías previas.
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