Los efectos
perniciosos de llevar un estilo de vida sedentario, ya de sobra conocidos,
pasan por la disminución de la fertilidad, el aumento de la obesidad y también
por una merma importante en la esperanza de vida. En este sentido, el déficit
de actividad física asociado a ver la televisión durante tres o más horas al
día acarrea el doble de riesgo de muerte prematura en personas de mediana edad.
Un dato más a tener en cuenta de cara a buscar la ansiada longevidad.
El
ejercicio moderado durante media hora al día, 5 días a la semana, o el
ejercicio intenso durante 20 minutos al día, 3 días a la semana, reducen casi
un tercio el riesgo de mortalidad, según investigaciones recientes. Prescindir
de estos hábitos y sustituirlos por un ocio reposado, promovido en gran parte
por la tecnología emergente, provoca el efecto contrario, con un importante
incremento de dicho riesgo. La presente investigación sitúa en 3 horas y media
de visionado de televisión la franja a partir de la cual, el riesgo de muerte
prematura se duplica, independientemente del resto de hábitos sedentarios que
sigamos.
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