Estar en sintonía con el reloj biológico
natural del cuerpo es mucho más que saber si uno es una "alondra" o una
"lechuza". También puede tener efectos profundos en la salud.
El cáncer y la artritis reumatoide son dos áreas de enfermedades donde la cronoterapia ha demostrado ser prometedora.
Cada tres semanas, Philippe Maillol realiza un viaje ida y vuelta de 800km, de su casa en Limoges, en el sur de Francia, a la capital París, para recibir su tratamiento de cáncer.
Fue diagnosticado con cáncer de páncreas en agosto de 2013 y empezó con una quimioterapia común en su ciudad natal, un cóctel de fármacos durante el día.
Pero los efectos secundarios fueron difíciles de soportar.
"Estaba completamente extenuado", cuenta Philippe. "Cuando llegaba a casa del hospital local no podía ni hablar, mucho menos comer. Sufría de náusea extrema que duró días".
Hace seis meses, Philippe cambió de tratamiento en el hospital Paul Brousse en Villejuis, en el sur de París.
Ahora la dosis de fármacos la recibe de forma espaciada durante el día, con dos de ellos en la noche.
"El impacto en mi cuerpo es mucho más suave", señala. "Tanto que no necesito tomar la medicina contra las náuseas que, por su parte, también tiene sus propios efectos secundarios".
El tratamiento lo dirige el profesor Francis Levi, uno de los pioneros en cronoterapia.
"Tenemos relojes en nuestras células que gobiernan el metabolismo de los fármacos. Algunos medicamentos es mejor recetarlos para la noche y otros durante el día", explica el experto.
"Hemos descubierto que la cronoterapia está reduciendo la toxicidad de los tratamientos, así como mejorando la calidad de vida de los pacientes, debido a que se respetan sus ritmos circadianos", agrega.
En Inglaterra, la Universidad de Manchester realiza una pequeña prueba de cronoterapia para la artritis reumatoide.
Esta enfermedad inflamatoria causa dolor e hinchazón en las articulaciones.
Para el ensayo, a los pacientes les monitorearon durante una semana sus ciclos de sueño y movimientos, culminando con una estadía de 24 horas en el hospital.
Durante esta visita, se tomaron muestras de la sangre y saliva para examinar las células del sistema inmune.
"Cada mañana me levanto con dolor y con frecuencia me duele el caminar", cuenta Krystal Fayle, una de las voluntarias del estudio. "Ya no salgo mucho porque no puedo estar de pie durante largos períodos y mis articulaciones están hinchadas.
Con frecuencia, los síntomas de los pacientes con artritis reumatoide son peores en la mañana. Pero ahora los doctores se han dado cuenta que ello no sólo se debe a que las articulaciones se ponen rígidas por la falta de uso en la noche.
"La artritis reumatoide es impulsada por las células del sistema inmune llamadas linfocitos T", aclara el profesor David Ray, de la Universidad de Manchester.
"Cada una de estas células tiene su propio reloj, y su respuesta inflamatoria varía dependiendo de la hora del día. Cuando las sacamos del cuerpo y las miramos bajo el microscopio, mantienen su ritmo de día y noche".
Algunos de los tratamientos para la artritis reumatoide son relativamente tóxicos y tienen efectos secundarios significativamente riesgosos.
Lo que intenta determinar esta prueba es la mejor hora para suministrar los medicamentos de manera que sólo apaguen el sistema inmune cuando es necesario.
"Los procesos de la enfermedad sólo están activos durante una parte del ciclo de 24 horas, por lo que tomar la medicina en el momento adecuado puede evitar exponer al paciente a fármacos tóxicos durante todo el día", explica Ray.
Krystal Fayle sufrió un fallo en el hígado a causa de una de las medicinas, y perdió cabello como efecto secundario de otra, por lo que espera que la prueba ayude a identificar un mejor tratamiento.
"Tener un fármaco que funcione para mí sería absolutamente brillante, pues me facilitaría la vida", señala.
Todavía es inusual sincronizar la medicación con nuestros ritmos naturales. Se necesita de más pruebas clínicas para lo que permanece como un área al margen de la medicina, la cronoterapia.
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