Los jóvenes que fuman marihuana ocasionalmente podrían estar reorganizando sus cerebros, ya que el uso de la droga provoca cambios estructurales en regiones cerebrales relacionadas con la motivación, la emoción y la recompensa, señala un estudio de tamaño reducido.
El uso recreativo de marihuana en un pequeño grupo de adultos jóvenes provocó cambios significativos en la forma y la densidad tanto del núcleo accumbens, una región del cerebro que tiene que ver con la recompensa y la adicción, como de la amígdala, que ayuda a procesar la emoción y a formar memorias a largo plazo, reportaron los autores del estudio.
Esos cambios muestran que los cerebros de los usuarios de marihuana se adaptan incluso a un nivel bajo de exposición a la marihuana, haciendo potencialmente que la persona sea más vulnerable a la adicción a las drogas o cambiando sus procesos de pensamiento y sus emociones de formas desconocidas, apuntaron los investigadores.
"Esas son dos regiones cerebrales que es mejor no dañar", advirtió el autor principal del estudio, el Dr. Hans Breiter, profesor de psiquiatría y ciencias cognitivas de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad de Northwestern. "Todas las partes del cerebro son importantes, pero algunas, como éstas, son fundamentales. Plantea un problema muy grave, dado que vimos estos cambios en usuarios casuales de marihuana".
Investigaciones anteriores han sugerido cambios similares en la estructura cerebral de los usuarios empedernidos de marihuana. Pero este es el primer estudio en mostrar que incluso un uso casual de la droga puede alterar el cerebro de una persona, apuntó la autora líder del estudio, Jodi Gilman, investigadora del Centro de Medicina de la Adicción del Hospital General de Massachusetts.
"Nos interesaba observar a estos adultos jóvenes que no eran adictos", dijo Gilman. "No reportan ningún problema por la marihuana, y aun así vimos estos cambios cerebrales".
Estos hallazgos podrían aumentar en significado a medida que cada vez más estados consideran legalizar la marihuana, siguiendo el ejemplo que ya dieron los votantes de Colorado y Washington.
"Mientras antes comienza un niño a consumir marihuana, peores son las implicaciones potenciales que podrían verse", advirtió Breiter.
Gilman añadió que "simplemente no sabemos qué cantidad es segura. No es inocua. No sabemos cuál es el daño, pero no está libre de daño".
Paul Armentano, subdirector del grupo de defensoría a favor de la marihuana NORML, dijo que esos hallazgos podrían también ser utilizados para defender que la marihuana debe legalizarse y ser estrictamente regulada.
Anotó que estudios también han hallado consecuencias adversas de salud asociadas con el uso del alcohol, el tabaco y los medicamentos recetados.
"Precisamente por esas consecuencias estos productos se regulan legalmente, y su uso se restringe a consumidores particulares y ámbitos específicos", señaló Armentano.
"Un marco regulador pragmático que permite la producción comercial y la venta al por menor a adultos de forma legal y bajo licencia de la marihuana, pero que restrinja su uso entre los jóvenes, junto con un ambiente legal que fomente un diálogo abierto y honesto entre padres e hijos sobre los daños potenciales del cannabis, es la mejor forma de reducir los riesgos asociados con el consumo o abuso de la planta", añadió Armentano.
En el nuevo estudio participaron 40 personas de 18 a 25 años de edad, todas reclutadas de universidades del área de Boston. La mitad dijeron que consumían marihuana al menos una vez por semana, y la otra mitad no consumía la droga.
Unas entrevistas psiquiátricas revelaron que los fumadores de marihuana no cumplían con los criterios de dependencia a la droga. Por ejemplo, el consumo de marihuana no interfería con sus estudios, trabajo ni otras actividades, y no tenían la necesidad de aumentar la cantidad que tomaban para lograr el mismo efecto de drogarse.
Los investigadores usaron escáneres de IRM para estudiar los cerebros de los participantes, enfocándose en la amígdala y el núcleo accumbens. Analizaron tres medidas (el volumen, la forma y la densidad de la materia gris) para obtener un panorama completo de cómo se veía afectada cada región.
Los investigadores hallaron que la densidad de la materia gris en la amígdala y en el núcleo accumbens había aumentado significativamente en los fumadores de marihuana, en comparación con los no usuarios, lo que indica un crecimiento anómalo de neuronas en esas ubicaciones del cerebro, apuntó Gilman.
Como resultado, ambas regiones del cerebro habían adquirido una forma anómala, comentó. El núcleo accumbens tenía un mayor tamaño en los fumadores de marihuana.
También parece que los cambios son más pronunciados en las personas que reportan que consumen marihuana con una mayor frecuencia en una semana promedio.
"Hubo una relación directa y constante entre la cantidad de marihuana que tomaban y las anomalías que vimos", dijo Breiter.
El estudio halló una asociación entre el uso de marihuana y la anatomía cerebral, pero no probó causalidad.
El próximo paso en su investigación será ver cómo esas anomalías estructurales se relacionan con la conducta del fumador de marihuana, planteó Gilman.
"Creemos que el crecimiento neuronal anómalo es evidencia de que el cerebro forma nuevas vías que podrían fomentar el uso futuro de la droga", comentó. "Sabemos que hay diferencias conductuales clínicamente observables en las personas que fuman marihuana de forma empedernida. Por ejemplo, tienen dificultades para motivarse a sí mismos a cumplir con las metas. Quizá algunos de esos cambios cerebrales pueden relacionarse con algunos de los cambios conductuales que se han observado clínicamente".
Breiter agregó que la marihuana que fuman los jóvenes hoy en día es mucho más potente que la marihuana disponible para las personas en los años 60. La marihuana actual contiene concentraciones mucho mayores de THC, el principal ingrediente psicoactivo de la droga.
"Los niveles de THC son más o menos siete veces mayores que antes", dijo. "Es un cambio sustancial en la dosis de THC que estos jóvenes reciben. La experiencia de las personas en los 60 y los 70 quizá no sea la misma que hoy en día".
El estudio aparece en la edición del 16 de abril de la revista The Journal of Neuroscience.
Artículo por HealthDay, traducido por Hispanicare FUENTES: Hans Breiter, M.D., professor, psychiatry and behavioral science, Northwestern University Feinberg School of Medicine, Chicago; Jodi Gilman, Ph.D., researcher, Center for Addiction Medicine, Massachusetts General Hospital, Boston; Paul Armentano, deputy director, NORML, Washington, D.C.; April 16, 2014, Journal of Neuroscience
HealthDay
SI YA ASI ES
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